No es lo mismo TENER pareja que SER
Mantener una relación de pareja es un arte y aún más cuando se hace necesario complementar la relación con el rol parental. Pareja, hijos y trabajo en ocasiones es una tríada difícil de equilibrar, sin embargo, si no se atiende y se busca ese equilibrio puede ocasionar graves secuelas.
En la mayoría de ocasiones es la pareja la que se sacrifica en la búsqueda de ese equilibrio, influyendo entre otras variables la edad de los hijos, los estilos de crianza basados en la sobreprotección o la misma distribución machista de roles donde la mujer ha recibido el mandato de ser la única encargada de velar por la dinámica familiar y el fortalecimiento de la relación de pareja.
Si desea lograr ese equilibrio considere las siguientes herramientas:
1. Primero nació la pareja, luego nacieron los hijos
No descuide lo que nació primero, en este caso hablamos de la pareja, por lo cual no pierda de vista las necesidades de la relación. Haga una lista en conjunto de las necesidades que ambos perciben para que la relación crezca sana y fuerte.

2. Los hijos son una fuente de realización, pero no la única
Por supuesto que la llegada de los hijos así como su crecimiento son una ilusión constante en los padres de familia, sin embargo, cuando toda la fuente de realización gira alrededor de ellos la relación de pareja sin duda se empobrece.

3. Los hijos no son una excusa para el tiempo en pareja
Cuando la pareja está clara de la necesidad de compartir y pasar tiempo a solas, buscaran las alternativas necesarias para nutrirse sin poner de excusa a los hijos.
4. Cuide la energía que resta la crianza
La crianza de los hijos es una tarea desgastante, razón por la cual es necesario velar por la energía personal con el fin de que la relación de pareja también goce de la energía necesaria.
5. Los hijos unen a los padres pero no a la pareja
Mantener una relación sólo porque los hijos tengan padres de familia ¨bajo el mismo techo¨ no es el verdadero sentido de una relación sana, por eso es necesario revisar y renovar constantemente la motivación de la relación.
Este artículo fue escrito por el Dr. Wagner Eduarte, psicólogo, coach, conferencista internacional